SOBRE LA CATEGORIA GÉNERO. UNA INTRODUCCION
TEORICO-METODOLOGICA
El nuevo feminismo que aparece en los años sesenta en los
países desarrollados, parte y se desarrolla en sociedades que previamente habían acordado el reconocimiento de los derechos
humano contenidos en la declaración
respectiva de las Naciones Unidas.
La variación de los comportamientos sociales está más allá
de las diferencias biológicas, porque entre los seres humanos hasta la satisfacción
de las necesidades más elementales
de la sobrevivencia,
alimentación, vivienda, vestuario, etc., están determinadas por construcciones sociales
Para quiénes nos formamos en
la sociología, la
apuesta era dos posturas
diferentes que han acompañado a la
investigación sobre las mujeres: una que centra el objeto de estudio en
las mujeres, es decir, en generar acumular y revisar información e
hipótesis sobre las condiciones de vida y de trabajo, la creación y la
cultura producida por las mujeres. Otra que privilegiará a la sociedad como
generadora de la subordinación de las mujeres.
Las premisas más generales explícita o implícitamente
formuladas sostenían:
a) La subordinación
de las mujeres es producto de determinadas formas de organización y
funcionamiento de las sociedades. Por lo tanto, hay que estudiar la sociedad o
las sociedades concretas.
b) Requiere de analizar en
todos los niveles, ámbitos y tiempo
las relaciones mujer-varón mujer-mujer,
varón-varón.
Los sistemas de
sexo/género son por lo tanto, el objeto de estudio más amplio para comprender y
explicar el par subordinación femenina-dominación masculina.
Varones y mujeres tenemos la capacidad desde muy temprano
en la vida de producir con el cuerpo. Mujeres y varones somos imprescindibles
para la fecundación, pero sólo el cuerpo de las mujeres ha asegurado hasta
ahora la sobrevivencia del huevo fecundado y por lo tanto de la especie humana.
Mucho más allá, la sexualidad es el conjunto de las
maneras muy diversas en que las
personas se relacionan como seres
sexuados con otros seres también sexuados.
Pensar y tratar de comprender la sociedad dividida en
géneros tiene algunas consecuencias metodológicas. Por un lado exige recoger y
analizar la información a partir de la variable sexo, en la medida en que éste
es el referente empírico más cercano e inmediato de observa.
En otras palabras, la variable
sexo es condición necesaria pero no suficiente para que un análisis social sea
un estudio de género lo femenino y elementos más sutiles, tales como los
acuerdos y desacuerdos de intereses.
Hay que destacar que para comprender y explicar los
sistemas de género no basta con conocer los ámbitos donde mayoritariamente
varones y mujeres se expresan e interactúan, ni los espacios de la
"normalidad" por donde transcurre la vida de la mayoría de la
población. Se requiere también de conocer las colas de las distribuciones y
esas zonas oscuras y límites de la sociabilidad, sobre las que da miedo y
produce dolor pensar.
El género es una forma de la desigualdad social, de las
distancias y jerarquías que si bien tiene una dinámica propia, está articulado
con otras formas de la desigualdad las distancias
y las jerarquías
sociales.
Por ambas líneas
de conocimiento y reflexión, es posible entonces pensar la dominación masculina
con un comienzo en el tiempo, impreciso y
vago, pero que permite desligar
la subordinación de las
mujeres de la evolución “natural" de la humanidad, y entenderla
como un proceso histórico de resolución de conflictos. Permite además ver
períodos y formas de dominaciones masculinas diversas, los
factores y los actores que provocaron el cambio, las alternativas que se dieron
a las mujeres y los varones, los
discursos que justificaron los cambios promovidos, etcétera. Finalmente, nos
permite interpretar las posibilidades y
limitaciones de las perspectivas
de cambio en la actualidad.